400.000 Apps no han sido nunca descargadas. Prácticamente un tercio de las aplicaciones móviles publicadas en la Apple Store o en Google Play viven en el más absoluto de los anonimatos, nadie sabe que existen y, por lo tanto, nunca serán descargadas. Conseguir romper esta barrera no es fácil pero con trabajo y tesón (y un poco de suerte) nada es imposible.
A la hora de plantear una App hay que tener muy en cuenta su finalidad. Por muy buena que parezca una idea, por mucho que pensemos que la App que se tiene en mente romperá el mercado, es imprescindible focalizar y asegurarse de que tiene sentido. En ello, ofrecer la información justa y necesaria es básico. Las Apps repletas de información que al usuario no le es útil son las primeras en caer. Mejor poco e interesante que mucho y superfluo.
Para determinar si los contenidos son los adecuados, nada mejor que realizar un test entre nuestros allegados. Ofrecerles la posibilidad de ver y navegar, ni que sea en una simulación, es la mejor manera de saber si una App puede funcionar. Aceptar y aplicar las críticas antes de salir al mercado puede ser la diferencia entre el éxito y el fracaso de todo proyecto, también de una aplicación móvil.
Con el proyecto bien definido es el momento de apostar por las técnicas de posicionamiento. Definir las palabras clave e incluirlas en la descripción de la App será un paso importante a la hora de conseguir aparecer en los resultados de búsquedas de los markets. Es lo que se conoce como estrategia ASO, y sobre lo cual ya os hemos hablado en alguna otra ocasión.
La promoción de una App es también parte imprescindible para que no caiga en el olvido. Las redes sociales y el boca a boca van a ser los principales caballos de batalla sobre los que girará la estrategia de comunicación si no se dispone de grandes recursos económicos para lanzar efectivas campañas publicitarias.
Con estas cuatro cosas bien claras y aplicándolas en su justa medida, el éxito de una App, que sea descargada, está más cerca (aunque no garantizado).
