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King of App

El perro tuerto de WhatsApp

Las Apps espía están de moda y siempre lo estarán. Más allá de las especialmente diseñadas para robar información confidencial sin nuestro permiso, conocidas como Spyware, los markets ofrecen alternativas legales para controlar hasta el más mínimo detalle de nuestros contactos; Apps que nos ofrecen información tanto sus movimientos como sus costumbres. La penúltima en publicarse se centra en rastrear nuestro acceso a WhatsApp.

Si el doble chek azul ya causó más de una molestia a los usuarios de WhatsApp, esta aplicación aún puede causar más revuelo. Se trata de WhatsDog , la primera App que permite saber cuando ha accedido un contacto a WhatsApp sin tener que entrar en WhatsApp. Una manera de controlar a la gente de lo más sigilosa y peligrosa.

El control que ofrece esta App es total e incluso es capaz de rastrear los movimientos de contactos que nos hayan bloqueado o que hayamos bloqueado así como de aquellos que hayan deshabilitado la opción de mostrar la última conexión. Nadie queda a salvo de WhatsDog.

Bajo un aparentemente inofensivo medidor de adicción a WhatsApp, WhatsDog ofrece información relativa a la hora de la última conexión y lo hace mostrando un calendario con el histórico de conexiones y desconexiones de los contactos preseleccionados y el tiempo que han estado conectados en cada sesión. Asimismo, y para que el control sea total esta App es capaz de lanzar avisos sonoros cuando un contacto determinado se conecte.

Es evidente que con internet, y más con las redes sociales, el concepto de privacidad ha dado un vuelco absoluto. Compartimos nuestras vidas con el mundo y lo hacemos voluntariamente. Esta es la piedra angular de todo: la voluntariedad; el querer ser encontrado y el derecho a no serlo.

Más allá de si su uso es o no ético o legal por poderse tratar una clara intromisión a la intimidad, lo cierto es que este tipo de Apps abren un intenso debate. ¿Hasta que punto se debe permitir que una App controle a alguien sin su permiso? ¿Con qué justificación? ¿Es lo mismo que un padre preocupado rastree a su hijo que hacerlo con un amigo? ¿Debe denunciarse? ¿Es la sociedad suficientemente madura para este tipo de Apps? ¿Dónde está el límite? ¿Quién fija este límite?

Todas ellas son preguntas que van estrechamente ligadas al uso de internet y que, tarde o temprano, deberán resolverse. Mientrastanto, Apps como WhatsDog pueden descargarse libremente de cualquiera de los markets; esta, de momento, sólo está disponible para dispositivos Android.

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