Ver, callar e interpretar. Esta parece ser la estrategia elegida. Y es que, por mucho que pueda sorprender, Apple no está ni participa en ninguna red social; al menos oficialmente. La política de comunicación de Apple está tan cuidada que, evidentemente, no tener perfiles en Twitter, Facebook o similares no es, para nada, un descuido.
El planteamiento de Apple es sencillo: para qué hablar de nosotros si nuestros clientes ya lo hacen por nosotros. Y claro, como además, por lo general, hablan bien, pues mejor que mejor. De esta manera, Apple puede centrarse en otras cosas mucho menos triviales que pensar en su estrategia de comunicación con los fans como, por ejemplo en fabricar teléfonos, ordenadores y demás de la mejor calidad. Eso es lo que les ha dado prestigio y resultado y así van a seguir.
Para muchos puede parecer una postura ciertamente altiva en relación a la legión de adeptos que tiene la manzana mordida pero así son ellos. Todo lo hacen así y para qué van a cambiar. Son distintos y ni se inmutan al ver que sus máximos competidores, Samsung, cuentan con millares de seguidores en cualquiera de las redes sociales que se consulten.
El mercado no está en la red. Las redes no venden, los productos sí. Y así se han erigido como líderes del mercado, creadores de opinión y máquina casi perfecta de generar beneficios con cada producto que sacan al mercado. Cuando la innovación y la experiencia de alta calidad son las señas de identidad por las que una empresa desea ser conocida, ser una marca que toma parte en los enfrentamientos sociales es algo que va contra esa imagen. Así que… blanco y en botella.
Por cierto, ¿alguien sabe qué teléfono lleva Mark Zuckerberg? Como sea un iPhone… 😉
